Disparidad Homofóbica: Cuando tu vergüenza y que no salgas del armario afecta a la relación de pareja

 

Hoy me gustaría hablaros de un término que me he inventado pero que cuando os lo explique entenderéis de qué hablo.
Todas la hemos podido vivir en algún momento de nuestras vidas con alguna relación.

La Disparidad Homofóbica.

Cuando una mujer siente homofobia interiorizada – culpa, vergüenza o ansiedad ante determinadas situaciones sociales por pensar sistemáticamente que la homosexualidad es inferior a la heterosexualidad – es difícil mantener relaciones sanas y libres.

Cuando la otra mujer siente muy poca lesbofobia interiorizada, ha hecho un proceso de autoconocimiento y aceptación y se siente cómoda con su orientación afectivo-sexual en situaciones sociales, le puede dar mucha pereza volver atrás.

¿Te identificas con la primera o con la segunda? ¿En qué parte del proceso de auto-afirmación estás?

Si ambas personas conforman una pareja, tenemos Disparidad Homofóbica (o al menos ese es el término que yo le he puesto para explicarlo).

Os lo cuento:

Una está al principio del proceso…
…la otra al final.

Una no puede dejar de controlar la información que da al resto de humanidad porque vive su orientación como algo con la que la pueden atacar, rechazar, castigar…
…la otra dice, sin pensarlo, lo que es y lo que siente.

Una no hace gestos de cariño por la calle por el «qué dirán»…
…la otra la besa apasionadamente cuando tiene ocasión porque ¿y por qué no?

Una ruega «hazte pasar por mi amiga con mi familia»…
…La otra le dice «hazte pasar por mi novia porfavor, y olvidate de la humanidad de una puñetera vez».

¿Os suena? ¿A qué sí?

Dos visiones del mundo y de la orientación sexual en una misma relación.
Dos niveles homofóbicos diferentes.
Dos autoestimas.

Y aquí juega un papel fundamental los dos niveles que encontramos a la hora de enfocar sus vidas:

– Desde lo relacional: de persona a persona, de ser humano a ser humano, de Nombre y Apellido a Nombre y Apellido. Esta forma de ver la relación no asusta porque se conecta con los sentimientos, con la esencia de la persona. Aquí encontramos que mujeres con un alto nivel de homofobia interiorizada dicen eso de «soy heterosexual pero estoy enamorada de ella» o «solo somos ella y yo, para qué etiquetarnos». En esta forma de ver las cosas no hay miedos, sino personas. Es el mundo interno de la relación. Es seguro. No hay vergüenzas ni culpas.

– Desde lo social: cuando nos pasamos a la visión en conjunto, a lo social, y sobretodo a la deseabilidad social (lo que los demás esperan de nosotras), aquí sí que tenemos problemas.
Serios problemas.
Nos viene la vocecita «cabrona» que no podemos controlar machacando con ideas distorsionadas sobre qué es ser lesbiana. Cierra los ojos y piensa con qué relacionas el concepto «lesbiana», ¿cosas positivas o negativas?

Me preguntó porqué nadie quiere ser ya lesbiana… (Hay que recuperar y apoderarse del término lesbiana como algo positivo!)

Nuestro inconsciente colectivo (manipulado socialmente) dice «esto está mal». Y eso causa que:
Por miedo al abandono sentimos vergüenza.
Por miedo al castigo sentimos culpa.
Y ante situaciones en las que vamos a tener que definirnos (aunque no sean nada peligrosas) se nos dispara la ansiedad y acabamos evitándolas (evitación fóbica).

Aquí aparecen miedos de repente, como en esta escena de la serie OC de la pareja de chicas Marissa y Alex.

Cuando pasamos del nivel relacional al nivel social, aparece nuestra homofobia interiorizada, nuestros miedos.
Un día estás con una mujer pensando que la quieres de verdad y el otro día sales corriendo ante la idea de estar con ella rodeada de gente que te va a rechazar. O, incluso el contrario, te da miedo estar rodeada de gente con la que te es imposible identificarte porque son lesbianas y tú… ¿Tú como vas a ser eso tan negativo?
Te dan ganas de salir corriendo.
Pero… ¿cómo vas a salir corriendo en dirección opuesta a tu propia felicidad?

Es un proceso que todas y cada una tenemos que pasar. Y es un proceso duro, no voy a engañaros. Tiene sus dificultades porque nos tenemos que cuestionar nuestras creencias base. Esas que algún día te metieron en la cabeza mediante libros, series, familia… Esas de Chico con Chica y lo demás no existe. ¡Oye! Pues va a ser que sí que existe. Y no todas estamos locas, tenemos finales dramáticos ni vivimos una vida traumática por salirnos de la norma social.

Paciencia con la salida del armario de tu novia….¿Hasta Cuándo?
En las parejas dispares, tal y como me preguntaban este mes en la Consulta de Psicología de la Revista Magles, se puede sufrir mucho.

Mi consejo para la mujer de la pareja que ya ha hecho el proceso lo tenéis aquí: paciencia y apoyo. Sé que es duro volver atrás y ver en tu pareja lo que tú superaste con tanto esfuerzo. Ella necesita que respetes sus tiempos y que la dejes ir avanzando conforme lo va sintiendo. Tendrás que sacrificar el hecho de ir con ella a algunas reuniones sociales (comidas familiares, encuentros de trabajo, etc.) porque al principio no querrá «exponerse» así al «qué dirán».
Ella pensará cosas como «me criticarán», «hablarán de mi», «no me aceptarán» y, como consecuencia, controlará la información que da sobre ella. Y la información que más la delata, me temo, eres tú.
Así que te esconderá. Y eso duele. Te entiendo.
Pero poco a poco eso irá cambiando. Cuando se dé cuenta de lo enjaulada que está por no ser libremente quién realmente es, irá avanzando hacia la libertad que ella misma se quitó. Y tú, que estabas ahí conteniendo la respiración hasta que ese día llegara, podrás respirar tranquila. No desesperes, todo llega.

Mi consejo para la mujer de la pareja que siente más lesbofobia interiorizada: vés paso a paso luchando contra tus miedos, probándote a ti misma que no se acaba el mundo por decir que eres lesbiana. Sé qué en el fondo sientes que te traicionas cada vez que controlas la información sobre quién realmente eres.
Y te duele no ser honesta. También hacerle daño a tu pareja en el proceso.
Mientras coges fuerzas, te escudas en cosas cómo «es mi intimidad, tengo derecho a no decirlo». Pero cuando llegas a la oficina te das cuenta de que no tiene que ver con tu intimidad sino con datos públicos como el estado civil, con la persona a la que quieres, con tu vida y contigo, en realidad. Y ya no puedes seguir engañándote. Vas perdiendo el miedo a decirlo. Empiezas a utilizar el «Protocolo«: sentar a alguien enfrente y confesar «tengo algo que decirte, me gustan las mujeres» o «tengo algo que decirte, tengo novia» (sin respirar, con los ojos como órbitas y esperando que la otra persona te perdone la vida por ser tal y cómo eres). No necesitas la aprobación de nadie. Ellos, los heterosexuales, no te la piden. Pero bueno, ya va bien, que vayas explicando quién eres al mundo y que dejes de evitar situaciones. ¿Eres feliz ocultando información? ¿Verdad qué no? Pues poco a poco, ves dando pasos hacia esa liberación. Tú responsabilidad es comunicar quién eres, la de los demás y cómo actúen al respecto ya es problema de los demás.

Pero si no puedes avanzar, si cada paso se te hace muy cuesta arriba y crees que no vas a poder sola y quieres que te acompañe en el proceso puedes venirme a ver (sola o con tu novia) y haremos un plan de 10 sesiones para liberarte de miedos (y trabajar la relación de pareja).

¿Te has quedado con ganas de leer más cosas?
Échale un vistazo a mis secciones:
Homofobia y Lesbofobia
Parejas de Lesbianas

¿Eres de Barcelona y quieres trabajarte tu homofobia interiorizada? Vén al Grupo Gaviotas.

¿Quieres que sea tu entrenadora personal en emociones? Escríbeme o llámame y concertamos una cita. Estoy a tu disposición por un módico precio (qué mal ha sonado eso, verdad?). Mejor te diré que Te Alquilo Mi Cerebro. Ahí es nada.

Gracias por leerme y como siempre, ya sabéis que estoy a vuestra disposición.

Paula Alcaide
info@palcaide.com

Soy Paula Alcaide, psicóloga especializada en atender a mujeres lesbianas y bisexuales que buscan convertir en una fortaleza su orientación sexual y disfrutar libremente de sus relaciones con otras mujeres sin miedos, ansiedad, vergüenza o culpa.

5 Comments
  • Mary Paz
    Posted at 17:27h, 18 mayo Responder

    La disparidad homofóbica…¿realmente se puede tener una relación plena cuando esto existe en una pareja?
    Seguro que sí… pero no dudo que creará mas de un conflicto en mas de una ocasión.
    Pero entiendo por otro lado los procesos..

     
  • Daniela Riveros
    Posted at 05:26h, 14 diciembre Responder

    Paula: muchas gracias por tu artículo. Te leo desde hace unos años, y con tus conceptos me has ayudado a comprender cosas que no sabía por qué me dolían. Creo que tanto con la disparidad homofobica como la homofobia interiorizada has dado en el clavo. Son términos que intento esparcir los más que puedo, y te recomiendo mucho.
    Otra vez gracias, Cariños desde Chile.

     
    • Paula Alcaide
      Posted at 09:23h, 14 diciembre Responder

      Muchísimas gracias Daniela, aprecio mucho tus palabras. Un abrazo!

       
  • Maria
    Posted at 20:01h, 28 febrero Responder

    Hola Paula.
    Me pareció genial el artículo, creo que todas lo vivimos en algún momento. Mi pregunta es, así como dice uno de los títulos ….¿Hasta cuándo? recientemente terminé una relación de dos años, por la Disparidad Homofóbica. Llega un punto en nuestras vidas donde luego de mucho tiempo sin avanzar esto duele y afecta tanto que por más que haya amor, no da más. ¿Es egoísmo terminar una relación por este motivo o podríamos llamarlo amor propio?

     
  • Paula Alcaide
    Posted at 11:29h, 01 marzo Responder

    No es egoísmo sino amor propio cuando tu pareja no está entendiendo el sacrificio que requiere de ti al invisibilizarte y tratar vuestra relación como un tabú/secreto, especialmente cuando las situaciones en las que te obliga a mentir o a omitir información se hacen frecuentes.
    Por otro lado te diría que sí la persona va dando pasos para aceptarse, visibilizarse, comunicarlo… también hay que respetar su ritmo.
    No hay una respuesta temporal concreta sino la idea que una relación, por mucho que os queráis, tiene que compensarte, que sumarte… si lleva mucho tiempo restándote mejor ponerle punto y final. Un abrazo Maria!

     

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