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Heterosexualidad Obligatoria

 

Salir del armario es algo que puede darnos miedo. Desde pequeñas nos enseñan a tener muy en cuenta al grupo social, y a estar alerta sobre lo que nuestro entorno pueda decir de nosotras. A veces nos condiciona profundamente, y aprendemos a ser complacientes y a adaptarnos (o sobreadaptarnos) a las exigencias de las personas que nos rodean hasta tal punto que nos desconectamos de nosotras mismas y no reconocemos nuestras propias necesidades o deseos.

Condicionamiento sumiso

Si durante mucho tiempo hemos sentido la presión social para ajustarnos a modelos de conducta que no acaban de ir con nosotras, si nos hemos adaptado a ser la mujer que esperaban que fuéramos, «porque así se comportan las mujeres», es fácil que hayamos aprendido a ocultar o a falsear una parte de nosotras que no se ajusta a esa norma.

Las normas sociales son contratos tácitos que aceptan la mayoría de personas (no todas) y que, normalmente, están pre-establecidas. Un claro ejemplo de ello es un sistema patriarcal que somete a las mujeres a desarrollar ciertos roles de género que la sitúan en una posición de inferioridad respecto a los hombres. En este sentido, la heterosexualidad obligatoria o heteronormatividad htambién es una norma social que nos vemos obligadas a sufrir pese a que la realidad sea que ni todo el mundo es heterosexual, ni todo el mundo puede aceptar una norma que discrimina a los que no la cumplen, algo que sucede porque no pueden.

No la cumplimos

Pese a haber recibido mensajes sociales explícitos y sutiles que nos invitan a cumplirla por encima de todas las cosas, en algunos países bajo pena de cárcel o muerte. Pese a no ser algo que decidamos, ni algo que podamos modificar, muchas decidimos dejarlo en un plano inconsciente o alejado de la realidad del día a día, intentando acomodarnos a la norma social disfrazándonos e inhibiendo nuestra espontaneidad y nuestra forma de desear y amar a otras mujeres. Aprendemos a dejar nuestros derechos de lado, intentamos a someter nuestro sentir a la norma social.

Y funciona durante un tiempo: días, meses o años… hasta que lo que sentimos chilla tan fuerte desde dentro que nos sentimos mal y pensamos: ¿es mejor esto que ser auténtica? ¿Vale la pena someterse a lo que esperan los demás a costa de mi propia felicidad? ¿Por qué los demás hacen su vida y yo siento que debo pedir permiso para ser libre y amar libremente a quién quiera? ¿Podría ganar tranquilidad y dejar de sentir esta ansiedad y este miedo si de una vez por todas notifico mi verdad? ¿Tengo claro lo que soy y me siento fuerte para comunicarlo?

Las preguntas se arremolinan en nuestra mente y a veces no nos dejan respirar con calma. Da miedo. Y las personas no gestionamos bien el miedo: solemos apartarlo. Porque si no, nos paraliza.Muchas mujeres se quedan con esta sensación de miedo durante años y eso les causa problemas de salud. Lo que nos gestionamos hacia fuera a veces nos ataca por dentro contra nosotras mismas.

Y yo me pregunto: ¿será que la heterosexualidad obligatoria está causando problemas de salud a todo el colectivo LGBT+? La respuesta de todos los estudios es que sí. Por ejemplo, sufrimos más riesgo de padecer depresión. Nos cuesta ser asertivas con nuestra orientación, pero también nos cuesta defender nuestros derechos en otros ámbitos.El coste de callar es elevado. ¿Y si empezamos a hablar alto y claro? ¿Y si poco a poco nos cargamos una norma social que nos esclaviza, nos obliga a disfrazarnos y nos causa problemas de salud?

Quizás todo empiece por reconocerse el daño y empezar a remediarlo reclamando los derechos que  tenemos como seres humanos libres.

Si te sientes así y quieres que te ayude a reclamar tu lugar, tu tranquilidad y felicidad, no dudes en escribirme a info@palcaide.com contándome cómo estás y qué te gustaría conseguir. ¡Un abrazo!

Paula Alcaide
info@palcaide.com

Soy Paula Alcaide, psicóloga especializada en atender a mujeres lesbianas y bisexuales que buscan convertir en una fortaleza su orientación sexual y disfrutar libremente de sus relaciones con otras mujeres sin miedos, ansiedad, vergüenza o culpa.

2 Comments
  • María
    Posted at 22:48h, 02 noviembre Responder

    Creo que nos hace falta una gran dosis de consciencia y de agradecimiento. Ser conscientes de la suerte que tenemos de haber nacido en un país en que hay derechos. Agradecer porque no hemos tenido de luchar por ellos.
    Yo agradezco a todas y a cada una de las mujeres que han luchado para que hoy en día ser mujer, en muchos países, es un poco más fácil. Queda mucho por hacer.
    Vivir en libertad significa vivir con lo que deseas, sientes y eres. Habrá miedos, muchos miedos pero merece la pena conocerlos, entenderlos, sentirlos y vivirlos. Hasta el día que te das cuenta que cada vez tienes menos miedos. Nada permanece para siempre, los miedos tampoco.
    Hay que salir de nuestro armario mental, de esta especie de falsa protección, del autoengaño y del sonambulismo.
    Hagas lo que hagas habrá siempre quien no esté de acuerdo contigo. ¡No importa!
    Hay que aceptar que no somos inmortales y que la vida pasa MUY rápido. Un día te despiertas y te das cuenta que has vivido mitad de tu vida y te preguntas que has hecho.
    Ahora no hay margen de error. O bien empiezas a pensar en ti y a vivir tu vida o bien alguien o algo decidirá por ti.
    Hay que despegarse! Y como dijo no me acuerdo quien: “ Abandona el papel que diseñaste para inscribirte en esta sociedad, deja salir el yo verdadero, deja salir la Heroína cuando eres tú misma.”

    Un abrazo y a vivir!

    Muchas gracias por tu trabajo y por compartirlo.

     
  • Ale
    Posted at 07:54h, 10 enero Responder

    Estoy totalmente de acuerdo con tu artículo, esas absurdas normas sociales a veces se meten tan profundamente en nuestra mente que terminan destruyendonos la vida; yo pase 12 años casada y tuve dos hijos por miedo a enfrentar mi verdad…hace aproximadamente 1 año decidí separarme porque ya no soportaba más, ya que además de sufrir por guardar mi secreto y esconder lo que soy vivía mucha violencia con el padre de mis hijos; así que tome a mis hijos e intenté comenzar una nueva vida…tristemente hace unos meses pase por una situación muy difícil y dolorosa, la depresión me derrumbó, al grado de estar hospitalizada 1 mes en un psiquiátrico con mucha ansiedad y riesgo suicida, ahora he aceptado que soy lesbiana, lo he enfrentado con mi madre, mi hermana y algunas amigas; quienes contrario a lo que tanto me aterraba han reaccionado de una manera muy positiva…ahora siento mucha rabia hacia mí por haberme forzado a vivir cosas que yo no quería, por obligarme a aparentar ser algo que no soy…

     

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