Eres una mujer lesbiana ¿Culpable, Víctima o Salvadora?

 

Hoy os traigo un nuevo artículo después de un mes de ausencia en el que me he dedicado a cuidar de mi salud. Esta vez os vengo a hablar del papel que tenemos con nuestras familias y parejas. Está claro que no somos damiselas en apuros, pero a veces nos encontramos en situaciones que no podemos resolver.

Esto es algo que poca gente sabe: hace unos años quería ser guionista y estudié guión en la escuela Saint Martins de Londres. Fue muy interesante, y curiosamente de aquellas clases aprendí algunas cosas claves que he podido aplicar a mi trabajo como psicóloga especializada en mujeres. Aquí van unas cuantas lecciones sobre guionismo aplicado a la vida real:

Lecciones de guión aplicado a la vida real de la mujer lesbiana

1. Hay que definir bien al personaje/personajes y su rol:
¿Culpable, víctima o salvadora? ¿Tú cuál prefieres? ¿En cuál te educaron? ¿En cuál te quieres convertir o cuál quieres dejar de ser?
Nunca nos hemos llevado bien con la damisela en apuros así que preferimos ser la salvadora, pero ¡ojo! Porque a veces intentamos salvar a los que son justamente culpables de que nos sintamos mal (ej: padres que nos han hecho sentir culpables por ser lesbianas, algo que no depende ni mucho menos de nosotras). A veces hay que sacar la rabia (motor del cambio) y aceptar que no serás una víctima pero que tampoco te pueden hacer creer que eres la culpable.

2. Aprender a cambiar la narrativa:
A veces nos empeñamos en contar una historia donde lo demás tienen el poder y nosotras necesitamos su aprobación. Es una historia en la que parece que vivimos en una fábrica esperando que control de calidad nos apruebe como «seres humanos válidos» y ese sello no llega porque no somos suficientemente algo (a veces suficientemente heterosexuales). ¡Pero es tan agotador estar esperando aprobación, validación, reconocimiento….! A la larga aprenderás que el sello de calidad te lo tendrás que poner tú misma para que los demás lo vean igual. Amor propio: ¡reclamemos tratarnos un poquito mejor a nosotras mismas y mimarnos un poco! Tenemos derecho.

Por otro lado, tendemos a poner los problemas y las excusas fuera de nosotras mismas porque así nos sentimos más tranquilas y pensamos que podemos gestionarlos mejor, aunque la realidad es que los problemas tienden a tener la raíz en la manera en la que los construimos, es decir, en nuestra mente. Y si tomamos la consciencia de que no es una lucha de nosotras contra el mundo sino que la mayor lucha es de nosotras con nosotras mismas, se nos hará difícil pero también recuperaremos el control. Dependerá de nosotras.

La lucha entre la lesbiana y el mensaje homófobo de la sociedad

En esta línea, a veces entramos en un cuento mental en el que hay dos personajes que se pelean entre sí: uno que viene con el modelo original y que es lesbiana, y otro que le han puesto en la fábrica (la sociedad) y que es homófoba. Los dos personajes se pelean incansablemente en nuestra mente (disonancia cognitiva) y mientras tanto nosotras sufrimos y sufrimos porque no podemos resolver el problema.
Sin embargo justamente el problema se resuelve cuando el modelo original acepta que no va a poder cambiar (al menos la parte de la orientación sexual) y se impone ante el personaje homófobo (y social) de tu cabeza. Personalmente le tengo mucha rabia a tu personaje homófobo y me he empeñado en destinar mi carrera profesional en eliminar el máximo número posible de mensajes negativos y auto-destructivos que te das a ti misma.
(Si lo consigo, mi profesión se acabara extinguiendo, como los dinosaurios, una vez realizada mi misión).

Pues bien, sin estos dos elementos no hay el «viaje del héroe», la protagonista no consigue superar las dificultades y convertirse en una versión mejorada de sí misma. Y no ha podido conseguirlo sin el momento de mayor dificultad (algo que los guionistas, dramáticos, lo llaman el «momento oscuro del alma»). Ese momento es en el que la protagonista se da cuenta que depende de su actitud cambiar sus circunstancias y que puede ser una versión mejorada de sí misma al aprender, ya que después de caer se vuelve a levantar con más fuerza que antes.

En realidad contar cuentos tiene mucho que ver con la vida y la realidad parece a veces una historia sin final.

Acordaros de ser guionistas de vuestra propia historia, esa para la que no debéis pedir permiso a nadie y de la cual sois las protagonistas.

Y si necesitáis ayuda con ello, no dudéis en contactarme.

  • Suena: «Canonball» de Damien Rice
  • Recomendación de la semana: Serie danesa «Rita»
Paula Alcaide
info@palcaide.com

Soy Paula Alcaide, psicóloga especializada en atender a mujeres lesbianas y bisexuales que buscan convertir en una fortaleza su orientación sexual y disfrutar libremente de sus relaciones con otras mujeres sin miedos, ansiedad, vergüenza o culpa.

1 Comment
  • Alicia
    Posted at 22:59h, 08 mayo Responder

    ¡Gracias por el post! La verdad, me ha encantado leer esas relaciones entre los conflictos internos que se viven como lesbiana con el mundo cinematográfico.

    Yo salí del armario a los 14, y ahora con 26 me estoy dando cuenta de las inseguridades que arrastro y de las que en su momento no era ni consciente, de lo interiorizadas que las tenía… así que el viaje del héroe comienza una vez más (recién me encuentro cruzando el umbral al mundo especial). A ver qué tal esa nueva realidad que se basa con mayor solidez en el respeto y el amor a una misma, la verdad es que pinta bastante bien.

    Seguro que tienes grandes historias que contar desde el guión, ¡ánimo y a por ello!

     

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